28 de febrero de 2007

Carta de una María a una Elena

Antes de retirarme a mis aposentos a dormir a pata suelta, me parece apropiado, más que apropiado, imprescindible escribir una carta.
Ante la necesidad de saltar de continente para tener motivos para escribir o compartir el hecho de que mi cuarto luce una nueva y roja lamparita, me adapto a las circunstancias momentáneas (permanentes) y escribo justo después de las derivadas y, tal vez, tus funciones cuadráticas.
Serán tantas las cosas que tengo para decirte que se agolpan, se aglutinan y se contraen. Eso es demasiado para una cosa, por eso es que no puedo plasmarlo, bien, claro, bonito. O tal vez, para ser más simples y caer en la repetición, sencillamente sean tantos los acuerdos tácitos que no tengo nada que decirte, esperemos que sea mentira.
Elena, para este momento habrás notado que no tengo idea de la organización correcta de una carta, así que opto por firmar a esta altura y luego seguir escribiendote : Con cariño, María. Luego de este breve lapso continúo contandote que faltan solo 8.30hs para que nos reencontremos en una mesa de cerámica a rayar hojas cuadriculadas. Elena, tu nombre es muy bonito aunque vos digas lo contrario. De más está decir que llegado este momento me importa un comino (nótese la aplicación de la expresión "me importa un comino") la coherencia de la presente carta, y mucho menos, claro está, cuan llevadera se hará su lectura.
No quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer a mamá, papá, raúl y la fundación favaloro por su apoyo incondicional. Un beso grande para Marta y para todos los que me conocen.
Nunca está de más tener uno que otro chichopio bajo la manga.

25 de febrero de 2007

Casi Caseros.

sin pasar tu por mi,



Despacio volver a quererte, reconciliarme con tu sombra, con tus remeras. Ya no pensarte a veces, ni en nada, mejor en nada. Dejar de contar tus días, o los matices, siquiera las derrotas o las palabras. Drenar mis ojos, desencontrar los tuyos, lo que te pertenezca. Sobre todas los cosas mirarte, saber que no llegas más al encuentro, y hasta creer que yo voy hacia otro lado. Caminar sobre tu espalda ya sin contar tus lunares, tus costillas, tus fibrones, tus flores amarillas, tus niños azules, o tus doce años. Y al final, saberlo mentira, traicionero, incierto, y pasar por tu puerta, a veces.

17 de febrero de 2007

De golpe y porrazo


Y salir, así y mirar de cerca. Y palpar. Verte. Comerme un sanguche, ni más ni menos que un sanguche, con esa g bien pronunciada, y porteña, bien lejos de casa tal vez. Decir una o dos cosas, saldar algunas cuentas, leer el prólogo, tomar un mate, entrar en lo cotidiano y después tenerte rompiendo la rutina. Eso, así, siempre.

11 de febrero de 2007

Reclamo

La abertura dispar.
La discrepancia escalonada.
Tanto destierro acechante,
Trocado por armas blandas.

El almanaque humedecido,
Paraguas afuera de tus manos.
Amigo antiguo de mi letra.
Abismo crucial de antaño.

Tanta tierra removida,
La siembra de tiempo sacro.
El silencio que atiza al tiempo.
El que corre a mis pies que escapan.

La represión de tanta cosa interrumpida,
De tanto seno cuadrillé.
De tanto en tanto,
A veces un poco.

El hilo conductor de himen intacto.
La causa casual que urge.
El sexo ardiendo en llanto.
Las manos rozando espantos.
Clamor de ubres herméticas.

5 de febrero de 2007

Ne me quitte pas

Convulso se incorporó en la cama. Radio reloj 3a.m. La transpiración corriendo maratones en su frente, resabios de algo anterior, un tiempo ajeno a si mismo, a la realidad concebida más allá de sus pupilas. Espasmo, punzadas profundas en el centro de si mismo, su esencia o su estómago, para luego rendirse a la oscuridad de los párpados hasta que…. y nuevamente. Acechante, acechado él, agazapado tras los muslos de una fémina de mármol. A la espera de ejército armados de animales totémicos, criaturas sacras que viene a devorarlo. Se acercan, la distancia dilata y contrae sus poros, se acercan… La fatalidad, lo inevitable, la asunción de si hasta que las sábanas estén por engullirlo y se despierte. Palpitación 4a.m. Un orden lineal, inevitable, puntual y casi necesario. Ojos cerrados y luego el ventanal, un disco y el sedante crepitar de una púa sobre el vinilo, Nuevamente dentro, la imposibilidad de escapar y la certeza de su fin súbito a las 6a.m. Dos horas más, agazapado en una posición acalambrada con los pies entumecidos, solo dos horas más. Se acercan, se acercan nuevamente y confirman sus sospechas, el ventanal erigiéndose como salida, si arrojarse por el fuera la puerta a las seis de la mañana, al consuelo de estar despertando. Si fuera el ventanal, la voz antigua y mitológica, música, púa y crepitar acabarían. Y saz! el cuerpo arrojado desplegándose veinte pisos abajo, triste y fugaz marioneta. El asfalto de las seis de la mañana, final súbito y sirenas acercándose antes que salgan los vecinos.

3 de febrero de 2007

Dientecito de ajo

Imaginate tenerlo asi en la mano, y mirarlo y que te devuelva una mirada blanca. Mecerlo despacio, sin moverlo del todo, no sea cosa de que se caiga y paf!. Entonces acercarle la mejilla y sentirlo cada vez más próximo. Mirarlo, nunca dejar de mirarlo, sentado o acostado (sus formas son tan irregularesque es imposible saberlo), pero siempre así en la posición que adopte en la vastedad de tu palma llena de surcos.En vano intentar llevarlo a su origen, a la calidez de tu saliva, unavez fuera se torna ajeno y aspero para la lengua. Tal vez lo más cruel seaenfrentarse al hecho de que solo podrás frotarlo contra tu mejilla, y mirarlo huerfano y blanco en un gasa o un algodón, un género de origen natural, cualquiera, un espacio nuevo y seco, uno, tal vez, hasta más higiénico. Por último tomarlo de nuevo, sostenerlo con el pulgar y el indice, acercarlo a una lámpara (la de la mesa de luz casi siempre), girarlo, estudiar su textura, invitarlo a tu tacto, apoyarlo en el labio inferior.Y nuevamente, a la gasaalgodóngenerodeturno, a la cajita (roja y de cartón, claro), al cajón, abajo del dni, del sobre, de las aspirinetas, porque claro, yo solo tomo aspirinetas.

2 de febrero de 2007

falanges pequeñitas



trozo de metal, tela amarilla, género rojo, abismo enceguecido.
destruccion paulatina, anunciada, consciente,
hay del otro lado palabras, hay cintura y vientre, hay espacio acomodado,
espectros de más acá, espcio a ajeno a nosotros, a un colchón envejecido,
envilecido por fluidos y resignaciones catalogadas.
soplido, susurro, estigma,
señalización certeza
rodillas enrojecidas asuncion de si, materialización de tanto en tanto.
vientos pampeanos, corrientes, quemando las nucas de aquellos,
desplegado, arrugado, amaestrado, entregado, oscurecido,
persianas ameriacanas en la frente, en las manos, en la boca,
presion en la lengua y los dientes,
la pertenencia, el desapego, el orden lienal entre una lavarropas y un vendedor chicles,
llagas e incomodidad abismo y tierra, ombligo sin profundidad agua argentina,
sudor, cuerda vocal, cancion sangrando a chorros.

quinientos doce


Precipitado así, desplegado y palpable. Casi tieso de azul y pupila. Acá, justo acá, atrás del respaldo, de a saltos afuera comiendo polvo. Bajo el vértice, respirando entrecortado y angosto. Yo escribía entonces a pesar de tener los dedos ampollados de tanto frotarme los ojos y ya nada, el vacío después de tanta cosa irrenunciable, de tanta llaga y tanta pupila cayendo trágica. Ahora con esta maldita manía de almanaques los días se agolpan donde comienza el paladar y caen finitos para atrás, rompiendo las sillas y algunos frascos de mermelada.

1 de febrero de 2007

Adiós gotas, adiós


Como si rompieras uno que otro esquema y no estallaran los cristales en el suelo. Una ceremonia silenciosa, de la que nadie jamás tendrá noticias. Una duda existencial tan irrelevante que nada suma y ya nada resta.
Una pena, tal vez, una desgracia, una novela, una historia trillada, un radio sin sintonizar, y el ruido ensordecedor que deja a todos en silencio.
De otras mutaciones nacerás, de otras. De otras historia y otras profecías, de otras tardes de lectura y espera. De otra Penélope, de otra mortaja. Carece de importancia de todas formas.
Una silueta dibujada en la puerta, sin palabras, ya no sirven las palabras. La distancia enceguece, hiere con sus tibias ramas, y nace y renace en un árbol interminable, en un círculo, una serpiente de oro, un fuego frío y violeta. La distancia, siempre la maldita distancia.
Como si la ciudad fuera un océano, como si escribieras en función de otras cosas, otras casas, otras personas, otras historias, que son siempre iguales repetitivas y exasperantes.
No, tal vez, tal vez no hay abismo ya, tal vez lo siga esperando, tal vez le tema más a su ausencia, tal vez me pase la vida buscando entrar a la popa del barco.
¿Para qué entrar a la popa del barco? Llenando formularios grises que es el color más triste de todos. Salir de, para llegar a. Y tal vez esta vez ya no quiera llegar. Tal vez esta vez la popa es banalidad, tal vez esta vez la popa ya me suena conocida.
Esta, esta ha de ser distinta, esta vez yo he de estar muerta de miedo y de frío y de satisfacción y de lejanía, y de océano. Esta vez, yo estaré en el colchón, pispeando por la ventana, con un libro en las manos, pero jamás leyéndolo, porque te estaré leyendo a vos, descifrando a vos aunque me resultes indescifrable. Aunque nunca deje de presentarte formularios muerta de miedo, pasando exámenes. Aunque mi histeria me pueble y se complemente con la tuya, aunque nunca leas esto, aunque nunca me atreva. Aunque quiera, Jamaica, aunque quiera extirparte como un tumor, aunque quiera no envidiarte y mirar a tu balcón, aunque quiera irme Jamaica, ya entré a la popa está vez, o es que vos te abriste paso. Abriste la puerta Jamaica, y es tu responsabilidad andar abriendo puertas, es tu responsabilidad encontrarme enroscada en mis palabras, palabras torpes, palabras tristes, palabras largas de lugares comunes, palabras exasperantes e inagotables, palabras que nacen desde vos hacia vos, y pasan por mí como un disparo, brutal disparo que desarma mis estructuras. Aunque quieras salir de mi, Jamaica, aunque que te duela, aunque no lo creas, aunque no me creas Jamaica, la popa es triste y fría Jamaica, la popa está asustada Jamaica, la popa le teme a tu temor Jamaica, la popa, la popa y yo te miramos Jamaica, la popa y yo te estrechamos contra el cuerpo Jamaica, te estrechamos y no te perdonamos que abras las puertas, esta vez no Jamaica, esta vez Jamaica….esta vez…