26 de agosto de 2007

Súbito


Casi imposible poder transcribir todo lo que se hacía tan fácil de plasmar estando en la ducha. Tal vez por eso es que esperé veinte minutos para salir de esa catarata de tanque, sólo para adormecer las palabras que pensé, para anestesiarlas y poder traerlas hasta acá, hasta esta acción de transcribirlas.
Lo esencial es que reconocí a mi cuerpo. Hoy, en lugar de correr hacia la ducha, hacia la protección de esa cortina blanca y sintética, enfrenté la imagen a la que rehuyo.
Comprendí mis tetas, la forma de mi cadera, el tamaño de mis piernas, el largo de mi cuello, la profundidad de mis ojeras, me encontré con manos con uñas largas (y me avergoncé como es debido), divisé (perjudicada por la miopía) unos dedos lejanos, prisioneros de mis pies, probablemente muy huesudos.
Fui casi un perro que descubre sus dimensiones. Pero un perro descubriendo...
Me encontré con ese aro colgando estúpido de mi ombligo, con mi similitud con un toro provocada por la argolla en mi nariz, con mis pelos, con los colores en mi piel, tan distintos ellos.
Observé mis no tan notorias curvas, los huecos, hoyos, poros, mi pubis.
Choqué con mis limites, con mi frontera, con el único espacio que ocupo. Sé que hoy me hubiera gustado, es una lástima que ya este muerta.

24 de agosto de 2007

un golpe del alba en las flores
me abandona ebria de nada y de luz lila
ebria de inmovilidad y de certeza
hoy alejandra me dijo eso en el subte, y yo entendí muchas cosas.

22 de agosto de 2007