28 de agosto de 2010

Ropa sucia

te quiero tanto,
que te voy a sacar
como un par de medias
para dejarte en la alfombrita
donde pongo los pies a la mañana
para mirarte cuando pase
y no tenerte nunca más.

27 de agosto de 2010

Dale, conseguite vos una amiga como la segunda contando desde la derecha.
Que orgullo, eh.

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-152063-2010-08-27.html

26 de agosto de 2010

1964

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.

Ya no compartirás la clara luna

ni los lentos jardines. Ya no hay una

luna que no sea espejo del pasado,



cristal de soledad, sol de agonías.

Adiós las mutuas manos y las sienes

que acercaba el amor. Hoy sólo tienes

la fiel memoria y los desiertos días.



Nadie pierde (repites vanamente)

sino lo que no tiene y no ha tenido

nunca, pero no basta ser valiente



para aprender el arte del olvido.

Un símbolo, una rosa, te desgarra

y te puede matar una guitarra.
 
Jorge Luis Borges
(El garca talentoso que le dicen)

10 de agosto de 2010

Instrucciones

Para recuperar una mujer

hay que estar dispuesto a todo.

A todo

menos

ella.

Porque ella es todo lo que uno no tiene.

Es decir:

uno tiene el mundo pero

la realidad es:

ella de un lado

y uno y todo lo demás

del otro.

Y hay que estar dispuesto a disponer de todo

para que ella disponga,

se sirva, se abra,

se ponga y se deje.



Para recuperar una mujer

hay que estar dispuesto a hacer

un embudo

y meter toda la vida en él

para que vaya y caiga

sobre ella;

hay que encender

un ventilador

en el sentido de todas las palabras

y hacerlo soplar

sobre ella;

hay que meterse, finalmente,

en una picadora de carne

y hacer con ella empanaditas

que ella pueda

comer sin esfuerzo;

hay que disolverse y llover

sobre ella

y todo es poco

y no duele

que duela.



Para recuperar una mujer

hay que entrarle por todas partes:

ser la basurita en su ojo,

el ruido que no la deje dormir,

un resto de amor pegado

a su contestador

como

un residuo entre dientes

para su eterno forcejeo;

una piedrita en el zapato,

una gota de sangre en el borde

de su cama

y de su olvido.

Para recuperar una mujer

todo es poco

porque primero

hay que haberla perdido.

Juan Sasturain
(Nota: Ojálá que el Barba nunca deje de sorprenderme)