20 de diciembre de 2012

Carta a la música

No podría explicarlo. Me haces más libre. 
Todo ese trabajo contra la neurosis, de conocerse, de reconocerse y encontrarse. 
Las elecciones, lidiar conmigo, a pesar mío. 
Me hacés más libre. 
¿Dónde se llevan los agradecimientos a lo que no tiene domicilio?
En cualquier caso, gracias. 
Me hacés más libre.

11 de diciembre de 2012

El arte 'e la elegancia

A veces me dan unas ganas incontenibles de decir "Tu vieja".
Y es muy catártico pronunciarlo, aunque sea frente a la plantas, el gato, o las baldosas.



Tu vieja.

10 de diciembre de 2012

El precio del perdón

Que me caiga un piano.
Para que me afine.

Y que me ataque una bomba de agua.
Para que me enlicúe.

Que me trague un inodoro.
Para que me cloaque.

Y me hiervan los oídos.
Para que me ensordine.

1 de octubre de 2012

¿De qué maravillosa forma hubieras existido?
Mejorame este después, porque es triste vivir sin perdonarse.

11 de julio de 2012

Entonces gracias.

Parece tonto. Nadie lo hubiera percibido. Ni siquiera yo de a ratos.
Todo empieza en Casa Nuñez. Cuando mi papá quiso comprarme una guitarra.
Nunca aprendí ni un solo acorde.
Nunca tuve ni me tuvieron paciencia. Un chavito musical.
Después siguió en el 2007 y el 2010. Con la cuerda rota. Un accidente trágico.
Me dijeron que iban a traerlas.
Y yo esperé, guitarra enfundada a que llegaran. La quinta, era, creo.
Nunca tuve voluntad para comprarla. Consulté a varias personas: ¿Y cómo se piden las cuerdas de guitarra?
Y otras veces me paré frente a la puerta de un negocio, tomando impulso para entrar.
Nunca las trajeron. Nunca fui.
Un día llegaste. Hiciste sonar todas las guitarras del mundo.
Me enseñaste tres acordes. Cebaste mate.
Y empezamos otra vez.
Gracias, entonces.

10 de mayo de 2012