11 de mayo de 2014

Feria de variedades

Al bajar del colectivo sentí un lejano olor a incendio. Creo que fue la coronación de la sensación que habita estos día. Las jornadas las debato en encontrar belleza en los rituales más simples y así el olor que me recibió a escasas cuadras del trabajo se erigió como una invitación a las sensación. 
Estos días están signados por búsquedas cada vez más intimas. Hacer de cada gesto un acto de amor. Solo así lo cotidiano (que por rutinario es intolerable en las grandes y pequeñas ciudades) se convierte de súbito en una puerta hacia lo inventable. 
Los 40 kilómetros desde casa al trabajo (fórmula peronista) los he convertido en la más pintoresca sesión de lectura. Y por idiota que sea me endulzo pensando cuanto más podría leer en estos viajes, en vez de abandonar la lectura para el verano (fórmula pequeño burguesa).
Como en cada época de mi vida, me encuentro cada tanto con que el tiempo es una percepción construida por la psiquis. Ayer los días cortos e intolerables. Hoy las jornadas infinitas de una belleza por conocer. 
Así pasa la vida. 
Curiosidades.