26 de octubre de 2009

19.01
Sigo en el trabajo
Sigo histérica
El msn abierto, no hay amigos en la mira.
Dada la misteriosa fuga de mi jefe tengo trabajo, pero no puedo resolverlo.
Por lo tanto me aburro.
Mi mamá está en mi casa con mi tía. Qué envidia, pienso y masco chicle.
No sé no hacer nada. Escuchar la radio no es suficiente.
Si hiciera abdominales en la oficina ¿Alguien lo notaría?
Mis jefes me odian. Qué bueno, porque yo los odio a ellos.
Cerraría el msn. Pienso. Ese pensamiento es desplazado por otro, a saber: Qué pensativa estoy.
Me pregunto ¿Habré usado bien la expresión: "a saber"?
No cierro el msn. Pero sigo escribiendo.
Una voz por acá atrás me pregunta a quién le escribo. Yo saco un palo mental y le pego. Los servicios de inteligencia están hasta en el super yo. No hagas preguntas raras, me digo.
19.06.
Pasaron cinco minutos. Exactamente cinco minutos.
No cambió nada desde el primer renglón hasta acá.
¿Qué habrá pasado en otras partes en cinco minutos?
Manuel se tira un pedo cuando le da un beso a su nueva novia. Ella resuelve no volver a llamarlo.
Mónica atiende el teléfono y le cortan.
Adriana llega a la casa y saca a pasear al perra.
Hache se tropieza cuando baja del colectivo.
Importante empresario es victima de un asalto, y lo documenta en el mapa de la inseguridad.
Marcela Morelo se rasca la cabeza y se da cuenta de que está robando hace años.
Yo miro el reloj de nuevo. 19.09. Pucha, falta mucho. Pienso.

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